Al día siguiente de las celebraciones por la independencia, vuelta a la realidad para enfrentarse a los compromisos contraídos a consecuencia de los costos del Privilegio Real: pagar las deudas a prestamistas o letrados y levantar las construcciones a las que nos habíamos comprometido: la torre del Puerto (la de San Ildefonso en el Cabezo del Faro) y una muralla alrededor del núcleo urbano de la villa, que no llegó realizarse ya que se limitaron a tapiar los extremos de algunas calles..
Y todo ello en mitad de una crisis observable en el stock de alumbres, en el empobrecimiento generalizado y en el descenso de la población ante la pérdida de puestos de trabajo y en la disminución del tráfico comercial en el Puerto.
En 1.592, veinte años después de recibir la Carta de Felipe II, se produce el cierre total de las explotaciones de alumbres. Almazarrón nunca volvió a recuperar los mercados de Inglaterra y Flandes, perdidos por las confrontaciones que Felipe II mantuvo frente a esos territorios. Las ventas de los excedentes acumulados de alumbres y, posteriormente las de almagras, permitieron subsistir a Almazarrón durante los siglos siguientes.
Jerónimo García Jorquera
Este post es una adaptación de un fragmento (páginas 92 y 93) de: "La independencia de Almazarrón", publicado por el autor (Jerónimo García Jorquera) en Carlantum. Actas de las II Jornadas. U. P. de Mazarrón y Ayuntamiento de Mazarrón. 2005.
Imagen: http://iesfelipesegundo.es/ies/index.php/es/historia-y-arte-de-mazarron/746-las-fabricas-de-alumbres-de-mazarron
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