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1. El nombre de la rosa, de Eco
En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el
Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería
repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya
verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.
2. Historia de dos ciudades, de Dickens
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la
edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la
incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza
y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada;
caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En
una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más
notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como
al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.
3. El extranjero, de Camus
Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un
telegrama del asilo: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas
condolencias". Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
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