Artículo publicado en la Revista de Fiestas, Mazarrón 2018
En la segunda mitad del siglo XV, el conjunto formado por las instalaciones industriales situadas en torno al cerro de San Cristóbal, germen del actual núcleo urbano, era conocido como “Casas de los Alumbres del Almaçarron”, aunque a nivel local se denominaban casas mayores, para diferenciarlas de un pequeño y antiguo poblado (casas menores) situado junto a la rambla de las Moreras. Un siglo después, en 1572, el año de la segregación de Lorca, la denominación oficial de nuestro municipio era “Villa de Almaçarrón”, que pronto se convirtió en Almazarrón. En el siglo XVIII empezó a escribirse sin la primera sílaba “Al”, posiblemente para diferenciar Almazarrón con mayúscula (municipio) de almazarrón con minúscula (tierra roja llamada almagra).
Hasta
aquí no hay dudas sobre la evolución del nombre de nuestro pueblo. Las incertidumbres surgen en cuanto al origen
del término “Almazarrón”.
Sobre
esa cuestión hay dos teorías. Para unos, la voz “Almazarrón” es de procedencia exclusivamente
árabe. Otros afirman que tiene raíces romanas. La duda se resume así: ¿fue la
almagra la que dio nombre a Mazarrón o fue Almazarrón el que dio nombre a la
almagra?
¿Origen árabe?
Todo
parecía indicar que Almazarrón evolucionó
del término árabe “misr” o “almisr”, que significaba arcilla
o tierra roja, nombre aplicado al almagre o almagra, y que pudo castellanizarse con la forma “almazarrón”.
Según esta teoría, el origen de Almazarrón se justificaba al ser un lugar caracterizado por el color de
la almagra (“almisr”), subproducto de
la fabricación del alumbre, que cubría de rojo buena parte de su territorio, tras iniciarse la producción del dicho alumbre en
la segunda mitad del siglo XV. Pero,
frente a esta teoría, surge un problema: hay un documento datado en 1428, que
habla del territorio de “Maçarrón”. Se
trata de una carta real en la que, refiriéndose a la cría de halcones, se lee:
«…en las yslas de las mares de Cartagena e del Maçarron e de las
Aguilas…»
En
este caso, el término “Maçarrón” se refiere, no al núcleo urbano inicial, sino
al territorio comprendido entre la costa
(conocida como la marina o Susaña) y las
sierras Almenara y Algarrobo. Es
decir, el nombre Maçarrón ya existía en una época en la que no hay constancia (por
el momento) de que hubiera, en nuestras
tierras, explotaciones de alumbre. Eso
significaría que el origen del nombre de nuestro pueblo es otro y que la
palabra “Maçarrón” es anterior a la citada época minera.
¿Origen romano?
La
segunda teoría remonta los orígenes de “Almazarrón” a la época romana. Según la
misma, resultó de dos vocablos romanos: “masa”
o “marsa” (puerto) y “ron” (romano) Durante la edad media,
por influencia árabe, se transformó en “marsà al-rün” que se convertiría
en “Maçarron”. Después se antepuso “al”
y se fusionaron en un vocablo único hasta convertirse en Almaçarrón, que
significaría “el puerto romano”. Efectivamente, a comienzos de la era
cristiana, Mazarrón era un municipio muy importante, como se demuestra por los
cotos mineros explotados y los más de 80
yacimientos romanos descubiertos.
Así
cobra sentido la denominación de Casas de los Alumbres de Almaçarrón, que hacía
referencia a las Casas de las
fábricas de Alumbres del lugar denominado
Almaçarrón. La palabra almagra,
pues, no dio origen al nombre de Almazarrón, sino más bien al contrario: Almazarrón (nombre del territorio) fue la palabra que acabó sustituyendo a
almagra y, así, en muchos lugares fuera de nuestro pueblo, llamaban almazarrón
a la tierra roja, del mismo modo que, al decir un Jumilla o un Rioja nos
referimos al producto vino, sustituyéndolo por sus lugares de origen (metonimia).
Esta
teoría es la más aceptable a la luz de los conocimientos actuales.
¿Origen prerromano?
Y,
a partir del origen romano, seguimos, ampliando la segunda teoría, remontándonos en el tiempo con una hipótesis
que no goza de respaldo histórico. La
idea la difundió, hace más de un siglo, Eulogio
Saavedra y Pérez de Meca en su libro “Mastia y Tarteso”. Esta suposición se
remonta a la Iberia anterior a la época cristiana y propone la posibilidad de
que la ciudad de “Mastia” se
encontrase en la parte más profunda del golfo
de los massienos. En una época de tantas imprecisiones cartográficas, la
descripción de la localización podría aplicarse tanto a Cartagena como a Mazarrón.
Siguiendo
esta teoría, el vocablo “Mastia” se convertiría
en “masa” o “massa” (después “maça” o
“maza”), del mismo modo que Bastia se
trasformó en Baza. Y aquí enlazamos, con
la teoría romana, aunque por distinta razón etimológica. Según esta hipótesis la denominación de
nuestro pueblo procedería de “maça” y
“rom”: Mastia romana.
¿Y qué decir del término Ficaria?
El
nombre romano, “Ficaria” (higuera) apareció en una de las estatuas de genios
tutelares encontradas en la Serreta en el siglo XVIII. En el pedestal se
lee: “MUNICIPIUS FLAVIUS FICARIENSIS”. Por
esa razón y por la abundancia de higueras, se asoció a nuestro pueblo, pero los datos no respaldan suficientemente
la identificación del topónimo con Mazarrón.
Jerónimo García Jorquera
Fuentes:
Alonso, S. (1973). Notas para la Historia de Mazarrón. Nogués:
Murcia.
García, P. (1969). Panorámica de
Mazarrón desde la mina Aurelia [Fotografía]. Procedente del Archivo fotográfico
Paco García.
Hernández Carrasco, C. V. El árabe en la toponimia murciana. Recuperado
de: https://digitum.um.es/jspui/bitstream/10201/21880/1/05%20El%20arabe%20en%20la%20toponimia%20murciana.pdf
Pocklington, R. (1985). Seis
voces de origen árabe. Revista de
Filología Española, vol. LXV nº1/2. CSIC.
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