Desde los años setenta incubaba la idea de escribir una novela de ambiente medieval relacionada con las construcciones religiosas, pero su proyecto se quedó en eso, en idea aunque, con el paso del tiempo, se iba interesando y documentando sobre la historia y arquitectura de la época.Cuando comentó con sus editores la intención de escribir ficción sobre la transición del románico al gótico, la propuesta no fue bien recibida ya que se desviaba de los temas a los que sus lectores estaban acostumbrados. Aún así, el autor continuó trabajando intermitentemente, en el proyecto, documentándose, visitando catedrales o ciudades con casco antiguo de la época y contratando a especialistas como asesores. A mediados de los ochenta ya disponía del esquema general y de algunos capítulos por lo que se entregó, de forma obsesiva, a su elaboración, dedicando al trabajo los siete días de la semana. Tras más de tres años, acabó la obra que tanto le ilusionaba y, en 1989, publicó «Los pilares de la tierra».
En principio fue ignorada por los críticos pero, a pesar de su radical cambio temático, mantuvo, entre sus lectores, buenos niveles de acogida que se multiplicaron gracias al boca a boca hasta convertirla en su mejor novela. Desde entonces, el nombre Ken Follet aparece en numerosas portadas con tipos de tamaño igual o mayor que los del título.
«Los pilares de la tierra» fue la primera parte de una trilogía que continuó con «Un mundo sin fin» y «Una columna de fuego».
En la introducción del libro, el autor ofrece más información sobre el proceso de creación.
Jerónimo García Jorquera
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