Era un domingo de lluvia y, a consecuencia de la humedad, el motor de un automóvil no arrancaba. El dueño avisó a un mecánico que vivía a pocos minutos y éste apareció con un martillo, abrió el capot y golpeó varias veces sobre los bornes de la batería. Pidió al propietario que probase a arrancarlo y funcionó.
--Muchas gracias. Dígame cuánto le debo.
--Son 20 euros.
--¿Cómo? ¿20 euros por dar unos martillazos? ¡Le exijo una factura detallada!
Y la factura decía así:
Tres martillazos………………………...…..1 euro.
Saber dónde darlos y con qué fuerza….......19 euros.
Domingo y con lluvia……………………..00 euros
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