jueves, 5 de mayo de 2016

REFUNDACIÓN DE ALMAZARRÓN EN EL S. XV (1ª parte: El alumbre y los marqueses)

    Durante la oscura época medieval, aunque mucho menos poblado que en la época romana, nuestro territorio mantuvo cierta continuidad en cuanto a presencia humana.
    A mediados del siglo XV, un nuevo Mazarrón estaba a punto de renacer. El desencadenante se produjo al otro lado del Mediterráneo, en Asia Menor y oriente medio, lugares donde se explotaban las minas productoras del alumbre, producto  imprescindible, como mordiente, para el tintado en las industrias textiles europeas. Cuando, en 1.453,  la cristiana Constantinopla sucumbe ante el avance de los turcos,  las relaciones comerciales entre europeos y musulmanes se interrumpen y las industrias de  Europa quedan sin abastecimiento de alumbre. Los responsables de su comercialización, principalmente genoveses, buscan en occidente nuevos yacimientos con los que sustituir a los de Asia Menor y los encuentran en  Tolfa  (Estados Pontificios) y en un lugar al oeste de Cartagena, al que los naturales llaman Casas de Los Alumbres, en el que se extrae el producto en pequeñas cantidades y de forma artesanal.
    De este modo, un peligroso territorio costero, que hasta el momento no ofrecía ningún interés económico, se convierte en una gran promesa de riquezas.  El rey de Castilla, Enrique IV, no es consciente del valor potencial de estos yacimientos y concede todos los derechos de explotación, a perpetuidad y sin tributos locales,  a su valido don Juan Pacheco, Marqués de Villena y Duque de Escalona.  El marqués sabe que esos beneficios, conseguidos en exclusiva, pueden acarrearle envidias y enemistades con otros nobles y que, además,  la localización de estos yacimientos supone un riesgo tanto por tierra, debido a la proximidad de Granada,  como por mar, la salida natural de su comercio, ante la amenaza de la piratería berberisca. A la vista de estas circunstancias renuncia a hacer frente a la empresa en solitario y  busca como aliado, cediéndole la mitad de sus derechos, al adelantado mayor de Murcia, don Pedro Fajardo, cuyos descendientes,  casi medio siglo después, ostentarían el título del Marquesado de los Vélez.
Escudos de los marqueses de los Vélez (en la iglesia de San Antonio) y de Villena (en la Iglesia de San Andrés), los señores que realizaron las inversiones iniciales y se repartieron los beneficios generados por las explotaciones de alum                                                                                                                                               Jerónimo García Jorquera

Este post es una adaptación de un fragmento  (páginas 74 y75) de: "La independencia de Almazarrón", publicado por el autor (Jerónimo García Jorquera) en Carlantum. Actas de las II Jornadas. U. P. de Mazarrón y Ayuntamiento de Mazarrón. 2005.

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